Como es bien sabido, la facultad de Filosofía es lo que es en parte gracias
al esfuerzo de las asociaciones de estudiantes, que mantienen vivo el
interés por el estudio y la discusión entre el alumnado, elementos
indispensables en cualquier centro universitario. Sin el trabajo de los
estudiantes de la AEP (Asociación de Estudiantes Progresistas) o del CEPC (Candemor
Egorenauer Països Catalans) no sabríamos actualmente lo malos que son los
americanos (especialmente el señor Bush), lo oprimidos que estamos los
catalanes (en especial los estudiantes de Filosofía) y lo mucho que nos
beneficia el ecologismo. Tampoco hay que olvidar la labor de la asociación
AGON, que despertó en su momento el interés de todos por la célebre
conferencia titulada "La traducción de la Bíblia en la tradición targúmica",
o el intenso trabajo llevado a cabo por la asociación feminista DUODA, que
nos acerca cada día más al conocimiento de esta realidad tan cercana y a la
vez tan remota: la mujer.
Pero siempre hay el típico estudiante cínico y amargado que afirma que estos
chavales que integran las asociaciones de estudiantes son unos hippies con
ropa de marca y, lo que es peor, unos gandules que no han pisado las aulas
en su vida. Para desmentir estas afirmaciones malintencionadas, un reportero
de Esponjiforme se acercó a la sede de DUODA para plasmar en imágenes la
actividad que realizan sus integrantes un día cualquiera (huelga aclarar que
dicha asociación no es en rigor una asociación de estudiantes, pero podemos
considerarla igualmente bastante representativa).
Las chicas de DUODA reunidas
para decidir sus próximas actuaciones a nivel internacional.
La Junta de la asociación en
todo su esplendor.
Una de las estudiantes, después
del almuerzo.
Margalida Robespierre, ultimando
uno de sus proyectos.
Una última instantánea de
Rogelia, Josefa y Puri, los tres pilares de la asociación.