Yo fui nietzscheano de joven. Lo achaco a la falta de ídolos actuales y a la crisis musical que padecemos. Si yo hubiera crecido en los sesenta me hubiera bastado con admirar a dioses como Led Zeppelin o gente así. Leí El Anticristo con 16 años. A los 17 le siguieron la Genealogía de la moral, el Ecce Homo, el Crepúsculo de los Ídolos… Estos últimos, junto con El Anticristo, son los más radicales y megalómanos de su bibliografía. Los capítulos del Ecce Homo se titulan Por qué soy yo tan inteligente, Por qué soy yo tan sabio, Por qué soy yo un destino… Contra lo que pueda parecer, no son libros estúpidos, son coherentes y brillantes y están bien escritos, aunque haya que leerlos con prudencia y con más curiosidad literaria que interés intelectual. El 3 de enero de 1889 Nietzsche se derrumbó en lágrimas en la Piazza Carlo Alberto de Turín ante un caballo que estaba siendo fustigado. El 8 de enero Franz Overbeck viajó a Turín a por Nietzsche y sus legajos para devolvérselos a los brazos amantísimos de su hermana y de su madre, que quizá nunca debió haber abandonado. Antes de eso Nietzsche dejó escritas algunas de las más delirantes frases que ningún filósofo haya dejado escritas jamás (superadas solo por Agustín García Calvo) y que revelan que nuestro pequeño Fried. es como aquellos villanos de las películas de los que se descubre en el último acto que lo que quieren no es recuperar tal relíquia mágica por filantropía sino usarla para gobernar el mundo y convertirlo en un reino de terror sumido en las sombras. Quizá tales aspiraciones son normales, al fin y al cabo le pusieron el nombre de un rey. Aunque él prefería creerse sucesor del Dios que él mismo había dado por muerto.
“Entonces escribí a las cortes europeas, en una arrogancia heroico-aristofánica, una proclama para aniquilar la casa de Hohenzollern, esta raza de criminales e idiotas escarlata desde hace más de cien años; para ello dispuse del trono de Francia, incuida Alsacia, declarando emperador a Víctor Buonaparte, el hermano de nuestra Laetitia, y nombrando embajador de mi corte a mi distinguido Ms. Bourdeau…(…) En mi corte se hablará alemán, pues las obras supremas de la humanidad están escritas en alemán.”
En una nota en la que firma como “El crucifijado”, que bien podría ser el título de alguna película de Robert Rodríguez:
“El mundo está radiante, pues Dios está sobre la Tierra. ¿No ve usted cómo se alegran todos los cielos? Yo acabo de tomar posesión de mi imperio, arrojaré al Papa a la cárcel y haré fusilar a Guillermo, Bismarck y Stöcker.”

Este fan compró el verdadero bigote de Nietzsche en ebay y se lo pone atado con una gomita
“Una vez retirado el antiguo Dios, a partir de ahora yo gobernaré el mundo.”
“Yo soy Prado, yo soy también el padre de Prado y me atrevo a decir que soy también Lesseps”
“A la princesa Ariadna, mi amada. Es un prejuicio que yo sea un ser humano. Pero ya he vivido frecuentemente entre los hombres y conozco todo lo que los hombres pueden experimentar, desde lo más mínimo hasta lo más alto. Yo he sido entre los indios Gbuda, en Grecia Dioniso: Alejandro y Caesar son mis encarnaciones, igual que el poeta de Shakespeare, Lord Bakon. Por último fui además Voltaire y Napoleón, quizás también Richard Wagner… Pero esta vez vengo como el triumante Dioniso, que hará de la Tierra un día festivo… No es que tenga mucho tiempo… Los cielos se alegran de que yo esté aquí… También he estado colgado en la cruz…”
“Mañana viene mi hijo Umberto con la encantadora Margherita, a los que recibiré simplemente en mangas de camisa.”

Super Mario Bros era en realidad Nietzsche en Basilea contra los wagnerianos pero por aquél entonces los italianos estaban de moda y tuvieron que cambiarlo.
En una de las últimas notas, sin embargo, abandona el tono grandilocuente anterior y se hace el humilde, como verán:
“Querido señor catedrático, al fin y al cabo preferiría mucho más ser catedrático de Basilea que Dios, pero no me he atrevido a llevar tan lejos mi egoísmo cómo para dejar de crear el mundo por su culpa…”
Las notas de locura están brillantemente analizadas en el libro de Nolte. Y de ahí las he sacado, que yo sepa no están editadas en ningún otro sitio.